Por Verónica Aguilar Olmos E/C
El amor tiene múltiples facetas, pero usualmente este término es asociado con el romanticismo, con una relación pasional entre dos personas y es precisamente en este aspecto del amor donde la teoría falla.
La traición siempre hace de las suyas en una unión afectiva, y es solo en las historias fantásticas que terminan con un final feliz; Es absurdo pensar que con unas cuantas mariposas en el estomago ya la vida es color de rosa. Por amor las personas matan, se enferman, mienten y destruyen.
El amor también es horrible y doloroso, está lleno de ambición, en el fondo siempre espera algo a cambio y es enemigo de la razón.
Pero a pesar de sus contras, el amor también tiene un lado puro y sin malicia, sin ningún virus generado por la avaricia y hasta la misma sociedad; ese amor que dura poco, confunde, enreda y se deja llevar por los sentidos, haciendo creer que nada es más importante; pero en un abrir y cerrar de ojos se infecta. Los humanos por egocentrismo, orgullo y rabia envenenan los buenos momentos que se pueden vivir juntos a otras personas.
El amor lo controla el hombre, y el hombre por naturaleza se equivoca y destruye; la ventaja es que el amor no lo es todo en la vida, y para algunas personas el amor ni siquiera existe. Todo depende de la manera de pensar de cada quien, de su ideal, de las experiencias.
En la vida el amor no es lo más importante. Lo más importante es vivir y dejar vivir.